miércoles, 29 de diciembre de 2021

¿No lo pienses, hazlo!

 


Estamos acabando el año 2021, un año atípico donde todos somos conscientes que nuestra vida esta cambiada desde marzo del 2020. Estamos generalmente viviendo unos cambios a los que no estábamos acostumbrados.

Muchos de nosotros estamos reflexionando de que tipo de vida estamos viviendo, que cosas podemos hacer mejor y que cosas cambiaríamos. Ya vivíamos con demasiadas limitaciones creadas en muchos casos por trabajo, familia, compromisos sociales, presión económica, miedos, rutinas, vergüenza, etc.

Llevamos casi dos años viviendo con limitaciones del Covid-19 que nos están afectando a como nos relacionamos, sin ir más lejos esta Navidad en la mayoría de nuestras familias ha habido confinamientos y nuevas limitaciones en las reuniones y en el ocio nocturno.

Si miramos hacia atrás, vemos como ha cambiado nuestro entorno, muchas personas han perdido a seres queridos, y en muchos casos sin poderse despedir de ellos, se han destruido miles de puesto de trabajo, la economía del consumismo se resiente,


los jóvenes adolescentes en muchos casos están relacionándose detrás de una pantalla, nuestros mayores, muchos de ellos han dejado de salir a la calle, han perdido autonomía, se han llenado de miedos y físicamente pierden movilidad. Todos, todos, estamos afectados de una manera u otra por la nueva realidad que estamos viviendo. El miedo esta en muchos de nosotros.

Mentalmente estamos retrocediendo en pasos agigantados, la salud mental esta disparando los suicidios, los estados de ansiedad, las depresiones y la desgana generalizada de vivir. Todo ha cambiado, sueños de vida rotos, ilusiones que no se acaban de materializar, viajes aplazados sin nueva fecha, etc.

Tenemos que coger las riendas de nuestra vida y decir a los cuatro vientos que es lo que queremos vivir. Todos sabemos de sobra, que nuestra vida tiene fecha de caducidad, y aún así nos emperramos en seguir posponiendo nuestros sueños al mismo tiempo que abandonamos nuestras ilusiones.

Es urgente saber que es lo que nos hace felices y perseguirlo hasta conseguirlo, no va a ser fácil, pues como bien sabemos todos, la situación tanto económica como social es más difícil y atípica para conseguir lo deseado. Tenemos claro que no podemos cambiarlo todo de la noche a la mañana, pero si que podemos trabajar desde nuestro interior en recuperar nuestros sueños e ilusiones.

Hay que ser fiel a uno mismo y poco a poco trazar esa hoja de ruta que nos lleve allí donde queremos estar. Pongamos toda nuestra energía en cambiar de trabajo, en estudiar, en retomar nuevos viajes, en amar a los nuestros, en cuidarnos física y mentalmente, en hacer cosas nuevas, en arriesgarnos, en dejar a nuestra pareja, empezar una nueva vida desde cero, seamos honestos con nosotros mismos, aprendamos de nuevo a amar, perdamos el miedo a fracasar, no nos limitemos a lo conocido, acompañemos a quien nos necesite, pero sobre todo demos nuevos pasos que nos lleven a nuevos caminos.

La vida es para vivirla, no perdamos más tiempo pensando en el que dirán, no podemos ni debemos posponer nuestros sueños… por todos estos motivos debemos de actuar. Diles a tus seres queridos lo mucho que los amas, lucha por lo que quieres, haz cambios en tu trabajo si no te sientes correspondido, organiza tu tiempo para estar con personas que te llenen de luz, de alegría, que te abran el corazón, dedica tiempo a tus personas favoritas, y sobre todo, no dejes de aprender de todo lo que la vida nos da.

Hay que estar atento, vivir en el presente y ser consciente que el mañana no existe. No sufras por algo que pueda ocurrir, las probabilidades de que ocurra son menores al 5% en el mejor de los casos. No supongas, la mayoría de las suposiciones nos la crea la mente para ayudarnos a tomar decisiones, en muchos casos erróneas Cada nuevo día, nos trae nuevas oportunidades, y cada momento puede ser parecido, pero, nada, nada es igual a lo vivido.

Ninguno de nosotros somos el mismo que éramos unos días atrás, mucho menos si retrocedemos unos meses o años, por eso, déjate sorprender por la vida en cada nuevo instante, experiméntalo cómo un nuevo momento, estate presente y utiliza todos tus sentidos vitales para un nuevo aprendizaje a través de tu niño interior.

¡La vida es demasiado corta, no lo pienses, hazlo!

Que en el nuevo 2022, encuentres tu camino.

domingo, 27 de diciembre de 2020

La magia de la Navidad

 


Es una noche fría, por la ventana, veo como caen pequeños copos de nieve que se siguen acumulando en el jardín iluminado por las luces de Navidad. Estoy vestida de fiesta con un vestido largo plateado y brillante, mi collar de perlas de doble vuelta luce en mi escote, los pendientes, un aro, con una perla del tamaño de una oliva brillan por encima de mi melena rizada. Mis zapatos, de tacón, también plateados me elevan unos centímetros por encima del suelo para no ser la más bajita de la familia.


Sólo falta mi hijo Juan para que estemos todos, él, siempre llega tarde a todas las reuniones familiares, y hoy no puede ser de otra manera. Mis nietos, pequeños y grandes, revolotean alrededor del árbol de navidad buscando sus nombres en los regalos aparecidos mágicamente en los pies de un inmenso abeto natural decorado con luces y bolas de colores. Mis dos hijos, falta Juan, y mis dos hijas con sus respectivas parejas están sentados alrededor de la chimenea felices y sonrientes inmersos en sus conversaciones que se mezclan unas con otras. Mi felicidad es inmensa al saber que un año más nos volvemos a reunir todos por Navidad. Mi marido falleció hace siete años, y desde entonces en la mesa dejamos una silla vacía para recordar su falta.

Suena una señal acústica, nadie responde a ella, yo sigo mirando por la ventana viendo nevar esperando la llegada de Juan.

Ese sonido ensordece mis oídos, abro los ojos para ver qué pasa. Son las máquinas hospitalarias de la UCI que controlan mis signos vitales prediciendo una aceleración del ritmo cardiaco. Me habla dulcemente María, la amable enfermera del turno de noche pidiéndome que me calme.

—¿Estás bien Carmen?

La miro con facilidad al tener mi cabeza inclinada hacia ella. Asiento con la cabeza mientras ella sube el respaldo de mi cama al tiempo que me pide que desvíe mi mirada al frente.

Delante de mi hay una inmensa televisión donde puedo ver a todos y cada uno de mis familiares, en recuadros pequeños, cantándome un villancico que siempre entonamos por Navidad.

La emoción invade toda mi alma, despierto de mi sueño sabiendo que no estoy sola, siendo consciente que estas navidades son un paréntesis debido a la pandemia que afecta a todo el mundo. Respiro tan fuerte como mi cuerpo dañado por el COVID-19 me lo permite, sonrío bajo la mascarilla de oxígeno que facilita mi recuperación, deseando abandonar la UCI antes de fin de año.

En los cinco minutos que ha durado la conexión todos y cada uno de ellos me ha dedicado unas bonitas palabras de amor. En esta ocasión Juan ha sido el primero en hablar, y el último mi nieto de seis años, Jorge, que junto con sus palabras me mostraba un dibujo donde leía:

Abuela te queremos mucho, mucho, mucho. Vuelve pronto.

lunes, 6 de enero de 2020

Los regalos de Navidad



En estas fechas compramos para sorprender, para intentar crear una felicidad efímera. Estas fiestas, a unos los estresa, a otros les da melancolía, a otros sin embargo les encanta dedicarse a personalizar los regalos y sorprender creando regalos artesanales  apartándose del consumismo típico de estos días.
Todos necesitamos amor, un regalo es entregar parte de nuestro corazón. En la búsqueda del regalo  perfecto analizamos los gustos de nuestro receptor para intentar sorprenderlo. No siempre acertamos, pero dicen, que la intención es lo que cuenta.
Vamos a pensar en el esfuerzo que hicieron para intentar adivinar nuestros gustos, aceptemos con amor dicho regalo, y al mismo tiempo pensemos en cómo nos ven.
Cada regalo tiene un mensaje, sabemos, si la persona que  lo compró es detallista, romántica, práctica, etc.
Algunos regalos vienen con textos o dedicatorias, otros vienen sin envolver, algunos los recibimos en varias capas de papel y cajas, pero todos nos llegan con amor.
En muchas comidas o cenas de Navidad se ha implementado el increíble "amigo invisible", ese regalo a veces impersonal, a veces personalizado después de un sorteo. Estos regalos también salen del amor, compramos diferentes regalos si son para el grupo del trabajo, para los amigos o la familia. Algunos obsequios nos delatan nada más ponerlos encima de la mesa. Nos conocemos también que podemos adivinar quien ha sido el partícipe de nuestro regalo.


Una vez que acaban las fiestas de Navidad algunos de los regalos se hacen su hueco en nuestra vida, otros pasan a la indiferencia y los menos afortunados son historia desde su primer minuto de vida.
Reflexiona pasado unos días del coste de cada regalo, no del importe económico, sino del tiempo dedicado, de cómo se las ingenió para conseguir aquello que sabía que te iba a gustar o simplemente en como redactó aquella dedicatoria del libro o las entradas que recibiste. Cada regalo es amor, cada detalle es tiempo y dedicación. Los regalos que no vayamos a utilizar démosles la oportunidad de que lleguen con amor a personas que no han tenido esta navidad la misma suerte que nosotros. Regalemos aquella bufanda que no cambiaremos a la persona que vemos cada día pidiendo en la esquina de nuestra casa, o acerquemos a Caritas o cualquier otra asociación benéfica para que los regalos del amor sigan haciendo su labor. Creemos una cadena de regalos del amor, si no lo vamos a utilizar, dónalo. El espacio de tu hogar lo agradecerá, pero sobre conseguiremos que alguien no se sienta tan sólo y sin amor.

Con esta reflexión quiero agradecer y felicitar a todos los que os habéis dedicado a dar amor un año más.

Gracias, gracias, gracias.


domingo, 22 de septiembre de 2019

El autoestopista



Cuando le dije a mi hija que iba a viajar, su primera pregunta fue:

     ¿Dónde vas a ir?
     Una vuelta a España, le respondí.
     ¿Qué vas en coche? ¿En moto?
     No, voy a hacer autoestop.
     ¿Y eso que es?

Le expliqué a mi hija que antiguamente cuando las personas no disponíamos de un medio de transporte propio nos desplazábamos haciendo autoestop.
A mí me pillo muy joven, cuando el hábito se iba perdiendo debido, en parte, al aumento de la flota automovilistica del país, pero recuerdo que con 16 años alguna vez me toco poner el dedo para poder ir a trabajar. Poner el dedo es la expresión que se utilizaba, cuando normalmente en la salida del pueblo las personas que nos queríamos desplazar unos cuantos kilómetros, utilizábamos el puño cerrado y sólo sobresalía el dedo gordo indicando hacia la derecha, así el conductor que se acercaba a nosotros veía la intención que teníamos para ir en su misma dirección.
Hoy acabo de regresar, mi vuelta a España se ha convertido en un gran viaje por la península donde he visitado treinta y ocho de las cuarenta y siete provincias peninsulares. He recorrido en vehículos ajenos: coches, furgonetas y camiones unos cuatro mil quinientos kilómetros. Con trayectos varios, donde el más corto de cinco minutos y el más largo de ocho horas, he conocido a más de cien personas que han sido todo un aprendizaje de vida. Está claro que las personas vivimos para relacionarnos y ayudarnos. Ahora creo un poco más en la raza humana.
Mi mejor anécdota es la de un señor jubilado que me dijo que me llevaba siempre y cuando le llenase el depósito de gasolina y le invitase a comer. No necesité invitarle ni a comer ni pagar la gasolina, al contrario, me invito a dormir en su lujoso caserío en Asturias donde conocí a toda su encantadora familia.

jueves, 18 de julio de 2019

El próximo viaje lo haremos tú y yo.


      Son las ocho de la mañana, acabamos de aterrizar, Serafín mantiene la sonrisa que ha lucido durante todo el viaje. Ha sido un vuelo muy tranquilo, cincuenta minutos ha durado el vuelo de Barcelona a Palma de  Mallorca. A sus cincuenta y cinco años nunca antes había subido a un avión. Esperamos que nos vengan a buscar con la silla de ruedas el personal de soporte de aeropuerto.

    Llevamos una pequeña maleta de mano cada uno, tomamos un taxi que nos lleva directos al hospital de San Juan de Dios de la isla. Es un centro moderno construido sobre un acantilado. Tenemos cita sobre las diez de la mañana para que Serafín realice su diálisis. Hace más de treinta años que tres días a la semana se conecta unas horas para que las maquinas hagan las funciones que sus riñones no pueden.

     Después de la diálisis comemos en la bonita cala de Sant Vicenc, es un conjunto de tres calas: Cala Barques, Cala Clara i Cala Molins. Es un precioso lugar protegido del aire. A Serafín le explico la posición de los barcos, los colores de los mismos y le describo el colorido de las casas de pescadores mientras degustamos una espléndida paella de señoritos. Con nosotros está Arturo, un amigo voluntario que vive en el sur de la isla. Nos hemos instalado por la tarde en su casa, y aprovechamos para descansar un poco.

    Las sesiones de diálisis dejan agotado al protagonista del viaje. En una visita semanal a su casa, donde acudo como voluntario le pregunté que le gustaría hacer que no hubiese hecho todavía. Su respuesta fue automática: ir en avión, y en barco.

    Desde hace dos meses le he dado forma a sus deseos, y ahora estamos aquí después de cumplir parte de su sueño.  

    Vamos a cenar a un restaurante espectáculo, es increíble como sonríe al contagiarse de la magia de los bailarines, cantantes y humoristas.

   Después de descansar lo suficiente vamos a la excursión que nos ha preparado otra amiga voluntaria. A las nueve de la mañana ya hemos zarpado en un gran catamarán donde Serafín se pasa todo el viaje sentado en proa con su melena al viento fuertemente agarrado a un mástil y una cuerda.

    Me sorprenden las ganas de vivir, las ganas de experimentar y su predisposición y saber estar en todo momento. Todo le va bien, nunca pide ni necesita prácticamente nada. Sigo aprendiendo a dialogar con él, con sus pausas, sus silencios y sus conversaciones llenas de mensajes que me demuestran la increíble memoria que tiene. Su presencia nos da una lección de vida a muchos mortales que nos enojamos por cosas sin importancia. Su enfermedad le ha llevado a perder la vista paulatinamente, su cuerpo se debilita cada nuevo día, pero él siempre quiere seguir aprendiendo y seguir compartiendo cada momento posible.

    Nos bañamos en Cala d’Or, mantenemos su equilibrio dentro del agua Arturo y yo. Avanzamos dentro del mar hasta cubrirse prácticamente todo el cuerpo. Es un valiente de la vida, es fuerza y optimismo para cualquiera que lo observe. Serafin feliz nos pide que estemos un buen rato.

    Es mediodía, comemos en un restaurante de carne a la parrilla cerca de la sierra de Tramuntana. Serafín come poco, pero le gusta probar y adivinar el alimento que ingiere. Es genial verlo comer, saborear y bromear tímidamente a ver que le dejamos en el plato.

    Las horas pasan, Arturo y María nos acompañan al puerto, nuestro barco zarpa en un par de horas. Mi querido viajero se imagina que volvemos a Barcelona en avión, pero su sorpresa es mayúscula cuando escucha la chimenea del barco en el que estamos a punto de embarcar.  Vuelve a sonreír, cansado del día utilizamos la silla de ruedas para movernos por el barco en busca de nuestro camarote.

  La ligera y temprana cena nos invita a salir a una de las cubiertas del barco, aprovechamos para comentar el día y medio tan intenso que hemos compartido, sabiendo que ninguno de los dos hemos pasado por él de manera indiferente.  Agotados nos retiramos al camarote a descansar menos de seis horas.

    Entramos en el puerto de Barcelona al mismo tiempo que el sol ilumina el nuevo día. Las chimeneas rugen felices haciendo saber que ya estamos de vuelta. Nos espera en tierra firme la esposa de Serafín.

           —   Cariño, ¿cómo te ha ido la sorpresa?
   Bien, muy bien, “el próximo viaje lo haremos tú y yo”.

    Serafín es de pocas palabras, su vida desde hace más de treinta años no es fácil, nunca ha podido trabajar por su enfermedad. Sus padres (cuando vivían) su mujer y su hermana han sido y son sus puntales de vida. Yo lo visito cada semana porque tiene demasiadas horas libres en soledad. Él está feliz de que lo visite, y yo no dejo de aprender de él, lo importante es la actitud ante cualquier difícil situación que nos sorprenda.

    Hoy lo he visto sonreír como un niño, su melena al viento, sus ojos abiertos aunque no pueda ver, su fuerza para vivir es admirable. antes de despedirme me dice:

         —   José María cuando te conocí, sabía que seriamos buenos amigos, te agradezco tu bonita amistad. Mi cuerpo deteriorado ha vivido intensamente estos dos días. He volado en avión, me he bañado en un mar, no lo hacía desde hace más de 10 años, he viajado en barco, esta noche no he dormido sintiendo el vaiven de las olas, pero lo que más me ha gustado de estos dos días es sentirme seguro junto a tí, sensación que hace años perdí. Gracias amigo mío.

    Nos despedimos con un gran abrazo y mis ojos en lagrimados de felicidad. El amor es incondicional.

domingo, 10 de marzo de 2019

Desde la cárcel.


     Llego a casa después de un día intenso de trabajo. Por la mañana también realice un acompañamiento como voluntario con un enfermo mental, lo visito cada semana desde hace más de dos años. 

     Desde el pasado verano, cada día miro el buzón para ver si recibo carta de una amiga que está en la cárcel. Mi primer contacto con ella fue por un programa de ayuda a presos que realiza una amiga mía. Me pidió si quería cartearme con una chica que estaba desbordada por la situación. No dude en ponerme manos a la obra y escribir mi primera carta para ella. Con pocos datos y sin necesidad de saber cual es el motivo por el que Christine esté en prisión me lance a escribirle mensajes positivos llenos de amor. Mis cartas siempre están centradas en la aceptación de la situación, dándole recursos para que viva el presente sin cuestionar lo que no puede cambiar momentaneamente. 

      En una de sus cartas me explicó que por su reclusión la administración dio a su hija en acogida, y posteriormente en adopción sin que ella pueda hacer nada al respecto. Le explique como pude, que piense que cuando una familia adopta a una niña, independientemente de que la administración lo haga con abuso de poder al no tener la aceptación de la madre, que los padres adoptivos se entregaran en cuerpo y alma a cuidar a su pequeña. 

     Soy un confidente suyo, noto como Christine confía en mi, me cuenta semanalmente como logra ser positiva en uno de los peores lugares donde puede estar una persona. Me explica que sus compañeros la ven feliz, se relaciona mejor con los funcionarios, ayuda a los otros presos hablando con ellos y escuchándolos atentamente. Su pena y su tristeza la refleja entrelineas en las cartas que recibo puntualmente cada semana, pero su actitud ha cambiado aprendiendo a vivir lo que no puede cambiar en este momento. La noto fuerte y eso me hace feliz.

    Hemos decidido hacer un blog https://cartasdesdelacarcelparamihija.blogspot.com. donde  escribirá a su hija Cristina sus pensamientos y deseos de madre. Mi labor será puramente de escribiente, respetando puntos y comas.

    Agradezco enormemente a la vida la ocasión que me da para aprender de todas y cada una de las personas que se cruzan en mi día a día de una manera u otra.
   
    Gracias Christine por ser parte de mi puzzle y mi amiga analógica en este mundo virtual.

viernes, 4 de enero de 2019

Vamos a vivir este año.


     Empezamos un  nuevo año y tenemos (o deberíamos de tener) el deber de ser felices en este 2019. Es un buen momento para valorar si en el año que hemos finalizado hemos cumplido parte de nuestros sueños. Vamos a mirar atrás y ver que podemos aprender de lo vivido. Tenemos que entender por donde hemos caminado y con quien hemos compartido nuestros pasos, saber si en todo momento hemos estado donde queríamos estar. Hay cosas que no podemos cambiarlas de la noche a la mañana, pero si visualizamos los 365 días del 2018 podemos ver nuestra evolución o si por el contrario hemos estado inmóviles un año más, o incluso si hemos retrocedido.

      No pasa nada si no hemos conseguido cambiar nada, si nuestra decisión es navegar en un mar de calma, sigamos así. Pero si tenemos esas ganas de cambio, si vemos que no estamos en el lugar correcto, vamos a empezar cuanto antes a izar nuestra vela y buscar el viento favorable que nos lleve al lugar donde queremos estar. Hoy es un buen día para mirar hacia delante y luchar por nuestros sueños, esos deseos que en muchísimas ocasiones son sólo nuestros. 

    Nos pasamos muchos años viviendo la vida de los demás, a veces es necesario, de los hijos, de los padres, de la pareja, y nuestros sueños se van desvaneciendo año tras año. Es nuestra decisión apoyar a los que queremos, pero sin olvidar que hemos venido a ser felices, a vivir nuestra vida. Somos parte prioritaria en el arte de vivir.

    Acabamos un año donde las fiestas parecen que lo transforman todo, deseamos felicidad y amor a conocidos que no sabemos de ellos en todo el año, perdemos la magia de comunicarnos ocultándonos detrás de mensajes impersonales que en segundos hemos enviado a prácticamente todos nuestros contactos apelotonados en nuestro teléfono móvil. Enviamos nuestros mejores deseos sin interesarnos por quien está al otro lado, hemos cambiado la forma de querernos, la amistad nunca fue tan fría. Me preocupa con la rapidez que nos podemos molestar al no ser correspondidos cuando enviamos un mensaje en serie. Porqué nos cuesta hacer una llamada para saber cómo le ha ido a esa persona querida, a esa persona que entró en nuestra vida por un motivo u otro. Si, lo fácil es seguir buscando nuevos amigos, virtuales o no, que nos agasajen con bonitos mensajes. También podemos colarnos a través de nuestro móvil en la vida de un famoso o de alguien interesante que vive una vida tan de película que despierta nuestra admiración.

     Yo prefiero conversar con las personas que forman parte de mí día a día, que me trasmiten a través de sus miradas, sus palabras, etc… Puedo ver y sentir su alegría o su preocupación, puedo escuchar o simplemente acompañarnos mutuamente  en un rato mágico. La vida es de los valientes, osado es aquel que escucha a su corazón y comparte su aprendizaje con los demás mientras busca el camino a su felicidad.

    La persona feliz trasmite energía, si estamos alegres somos un imán que atraemos a las personas, y es aquí donde tenemos que saber que queremos en nuestra vida y discernir lo bueno de lo malo. No quiere decir que si alguien que no es de nuestro agrado necesita ayuda, no se la podamos dar. Lo importante de vivir es descubrir en nosotros mismos que es lo que nos sienta bien y lo que no. Cuando sabemos lo que queremos o lo que no queremos, tenemos que ser fuertes para no dejarnos llevar por la inercia de dónde venimos. Los hábitos y la compasión son los motivos que nos llevan a no avanzar nosotros en beneficio de los demás.

     Creo que deberíamos de utilizar lo  mejor de cada uno en nuestro propio beneficio y adoptar de los demás lo positivo que veamos en ellos. Se trata de avanzar mejorando nuestra esencia, aprender de lo vivido. Es como si culturalmente nos quedamos lo mejor de cada cultura. Hoy mi amiga Christine me decía que en su país una madre es para todos los hijos, y que un hijo es para todas las madres. En su país un joven le puede decir a una señora en el autobús “Madre déjame pagarte el viaje….” Y la señora responde “Hijo mío, muchas gracias, que Dios te bendiga con buena salud, larga vida, que tengas muchos hijos, dinero, etc”  Seria genial adoptar todas las buenas costumbres de aquí y de allá.

    Este año que empezamos tenemos todas las oportunidades de vivir como siempre hemos soñado. Todos vemos que la vida toma decisiones cuando nosotros no las tomamos, alguien decide despedirnos, sufrimos un accidente, un imprevisto, una enfermedad, un duelo amoroso, etc. Porqué no somos más valientes y gestionamos las cartas que tenemos. Vamos a ser felices, tanto da donde estemos, se puede ser feliz en un lugar inhóspito, sólo necesitamos confiar en nosotros y saber qué haremos lo posible por cumplir nuestros sueños. Qué nadie nos diga que no podemos, que no es para nosotros, si puedes tomar una decisión tómala, o la vida la tomará por ti.

    Pero mientras te observas y decides si quieres seguir en tu cómodo sofá o quieres salir a vivir: ríe, baila, canta, llora, perdona y perdónate, pero sobre todo relativiza. Ni hoy estamos tan mal, ni ayer estábamos tan bien. 

     Deseo que este año 2019 sea nuestro año, y si no lo es, que no sea porque no lo  hemos intentado.  Cuenta conmigo a través de mi correo para cualquier comentario o acompañamiento en este maravilloso mundo donde vivir es lo importante.


martes, 25 de diciembre de 2018

Mesa de Navidad



    Este año ha sido posible, después de intentarlo durante cinco años, hace poco más de un mes Johans se comprometió por fin a pasar la navidad con nosotros. Ha sido media década que lo hemos intentado, pero Johans, nuestro querido Johans siempre nos daba excusas, este año al fin nos confirmó su asistencia para estar con nosotros en las fiestas de Navidad donde las personas que nos queremos nos reunimos alrededor de una buena mesa donde todos nos volvemos más humanos y solidarios. Reflexionamos todo lo sucedido durante el año y por eso hacemos actos solidarios dando amor allí donde habitualmente no lo entregamos.

    Normalmente en Navidad somos trece personas: mis padres, mis cuatro hermanos, tres cuñadas, dos sobrinos, mi hija y yo. La primera vez, hace cinco años, que propuse que viniese Johans nadie se negó a su presencia en navidad. Él, es una persona que vive en la calle, lo conocemos todos y en más de una ocasión lo hemos atendido y ayudado en sus necesidades. Es un chico culto, tiene treinta y seis años, lleva quince años viviendo en la calle, y los últimos seis en el barrio. Somos muchos los vecinos que estamos pendientes de él, es una persona que se hace querer, aunque no le gusta que lo cuidemos y lo protejamos. Dice que no se merece nuestro cariño porque no ha sabido cumplir su promesa de ser autosuficiente en su aventura de conseguir una vida mejor. Nacido en Camerún, cruzó África para llegar a España con sólo veinte y un años pasando por todo tipo de penurias. Me maravilla su bondad, humildad y todas y cada una de las conversaciones que hemos tenido durante estos cinco años. No le gusta ir a comedores sociales porque dice que es para personas que llevan poco tiempo viviendo en la calle, el busca recursos haciendo pequeños trabajos  de limpieza o  en la asociación del barrio donde es muy apreciado.

     Hoy, día de Navidad, ha sido uno más, hemos reído y conversado como hacemos cada año, pero en esta ocasión con un invitado especial. lJohans nos sorprende al explicar sus peripecias diarias y como a veces sigue viviendo grandes problemas en solitario debido a su singularidad de no querer que le ayudemos. Lo entiendo, a muchos nos ha pasado, no queremos que nos ayuden por no sentirnos inferiores. Hoy puedo decir que me dejo ayudar y entrego mi tiempo a personas que por un motivo u otro no han sido tan afortunados. Es muy importante saber que las cosas van y vienen, que la suerte nos puede abandonar en cualquier momento de la vida, y entonces, todos somos iguales. En ese momento  deberemos ayudarnos y protegernos los unos a los otros como si fuésemos familiares.

     Hay que confiar en una mirada, en un alma y dar amor sin más motivo que reconfortar a las personas que no están habituadas a recibir la mejor vitamina de vida como es no sentirse ciudadano de segunda o de tercera y ofrecerles nuestra mano llena de AMOR. No cuestiono su situación, no supongo sus motivos, no quiero saber que empuja a una persona a dejar sus seres queridos para empezar de cero. Sólo quiero ser un poco de aliento a su falta de cariño y que entienda que no está sólo.

   Hoy Johans se queda a dormir en casa, mis padres están ya mayores, le he pedido por favor que los cuide dos días y dos noches para poder darle momentos de calma en estas fechas tanto a mis padres como a nuestro invitado especial. Con lágrimas en los ojos ha aceptado nuestra petición besándonos a cada uno de nosotros mientras su palabra GRACIAS  se entrecortaba entre besos. Mis padres me enseñaron unos valores que intento transmitir a mi hija y a todas las personas que amo. No tiene mérito lo que hago, el valor es suyo por arriesgar su vida buscando un futuro mejor para él y sus familiares. 

   Me reconforta ver a Johans sentado en el sofá de casa escuchando atentamente a mis padres. Hoy creo en la magia de la navidad mientras mi cabeza piensa como convenzo a esta buena persona para que su vida se normalice y tenga lo mínimo para verlo sonreír como lo hace cada vez que intenta quitarle importancia a su forma de vida desde hace quince años.

    Hoy puedo decir: 


    "Este año mi mesa tiene el verdadero sentido de la Navidad. Gracias Johans por darnos  tu AMOR y lecciones de vida".


miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mi Regalo



      Este año por Navidad voy a dar más regalos, he decidido hacer regalos para conocidos y amigos, a más a más de los familiares. Amplío mi lista de regalos para obsequiar a las personas que son parte de mi vida y mi pensamiento. Algunas no las veo asiduamente, están en mi presente, otras, hace mucho que no hablo con ellas pero han sido y son amor en mi vida. Todas han influido para que sea la persona que hoy soy, y por ese motivo estas fiestas recibirán algo único, sabrán que mi regalo está en camino pues me tocará recabar las direcciones de bastante de ellas.

    Cada persona tiene sus gustos y su momento, y por eso mis regalos serán todos diferentes. Es difícil esto de hacer regalos, pensar en cada una de las personas que le puede gustar más, que momento está viviendo, etc.


“No me ha tocado la primitiva ni me he vuelto loco”

    Simplemente en los cambios que he realizado este 2018 me doy cuenta de que a todos nos gusta recibir sorpresas y regalos, y más si vienen de personas conocidas y amadas. Cada vez necesitamos más amor, y mis regalos tendrán esa dosis de ternura y dedicación con la intención de sorprender. Las ideas surgen, y ponerlas en práctica a veces no es fácil, pero este año mis regalos serán muchos y sorprendentes. Suelo hacer este tipo de regalos durante todo el año, hay personas que les gusta más que a otras, incluso hay algunas que por un motivo u otro no le sacan partido a mi detalle. A veces puede pasar que los regalos no nos llegan al corazón o a las expectativas que tenemos. Cuando somos niños que no nos cambien nuestro pedido de Papa Noel y Reyes o puede haber una guerra familiar. Cuando somos grandes buscamos sorprender suponiendo sus gustos y sus ilusiones.

    Luego las mayores sorpresas son cuando nos damos cuenta que los niños de hoy en día, la mayoría, siempre juegan solos enganchados a algo electrónico, muchas veces son cosas costosas tanto para los más pequeños como para los más mayores. Suplimos mayoritariamente nuestra falta de tiempo y dedicación a los nuestros con regalos mega tecnológicos y carísimos.

     En mi lista de regalos hay niños, adolescentes, adultos, gente mayor y algún colectivo de personas o grupos de amigos. A todos les voy a hacer el mismo regalo con pequeñas variaciones. Cada uno de los regalos cabe en un sobre de 13x18 cm, llevará una dedicatoria individual  escrita sinceramente y con amor.  Estas Navidades mi presupuesto económico va a ser el más bajo de todos los años, mi dedicación va a ser mucho mayor y mi satisfacción latente desde el minuto uno que tuve la idea.

    Si, este año voy a regalar tiempo, a todos, les voy a dedicar unas palabras de agradecimiento por formar parte de mi vida explicándoles de cuantos minutos, horas o días. Con los niños igual juego a básquet, futbol, a piedra papel o tijeras, les explico cuentos, etc. A los adultos conversaciones, escuchas, pasear, juegos de mesa (ajedrez, parchís, dominó, monopoli, uno, etc). A los mayores (mi querida tercera edad) escucharlos (sin el móvil), ir de compras, acompañarlos al médico, bricolaje casero, etc. A los colectivos compartir experiencias donde aprenderemos unos de otros.


    En mis regalos cabe todo el mundo, nuevos y viejos conocidos, amigos, familiares, la dependienta del súper, el conductor del bus, etc. Yo doy mi  tiempo a los demás, un obsequio que no tiene caducidad y que sé que algunos de los regalos nunca se disfrutarán. Quizás no podemos parar la máquina estresante y agitada que nos deja sin ver las maravillas de un paseo al sol, de unas risas bajo la lluvia, etc.

    Mis postales de Navidad las compro a http://nosomosinvisibles.org/ que atienden a personas con parálisis cerebral y personas con discapacidades severas.

    Si estás leyendo esto y quieres que nos hagamos un regalo de tiempo, escríbeme, hoy en día mi regalo puede ser incluso en la distancia gracias a la tecnología.

    Mi experiencia me dice que cuanto más escucho más aprendo. ¿Tienes algo que contarme?


  Josep Maria: josepmroldan2018@gmail.com

domingo, 2 de diciembre de 2018

La fuente de Ahuzki.


   
Busco una explicación lógica para saber por qué a mis casi cincuenta años mi semblante es de treintañero. Hoy estoy en el hospital con mi madre, y me vuelve a pasar, una enfermera no se cree que tenga cuarenta y ocho años. La conversación deriva a tener que mostrar mi DNI y la fecha de mi nacimiento. Mi madre, todavía convaleciente, sonríe mientras  Cristina acepta mi edad a regañadientes.

    Me quedo a solas con mi madre y empieza a contarme:

-          Mira cariño: Cuando naciste, llegó a mis oídos la historia de la fuente de la eterna juventud. El manantial de la “Fuente de Ahuzki” está muy cerca de nuestra casa, pertenece a la provincia de Zuberoa. Con apenas un mes y medio tu padre y yo nos fuimos contigo a descubrir el surtidor de la eterna juventud. Fue una experiencia muy especial, Era una tarde soleada, tuvimos que andar casi una hora, pasamos  de un sol radiante a una lluvia moderada, tuvimos un vendaval que parecía pedirnos que no siguiésemos con nuestro propósito. Yo recuperándome del parto, tu padre te cargo en su espalda con una sábana que yo le cruce para dicho menester.
 Una vez allí, nos miramos mientras mojamos tus pies y manos en el agua fría que emanaba de la montaña de Bohokortia. Tú no paraste de sonreír mientras el agua corría por tus pies y manos. Siguiendo las instrucciones de la fábula llenamos 6 garrafas de agua (tú padre hizo tres viajes posteriores mientras yo descansaba en el coche contigo), para luego poder preparar los biberones con el agua que te daría la eterna juventud.
          
        Me quedo tan sorprendido con la explicación que todo mi cuerpo se estremece, sonrío  a mi madre y cogiéndonos mutuamente las manos mientras cierro los ojos le pido a la vida traspasar mis veinte años de juventud a ella.


Me despierto junto a mi madre dormida, es de madrugada y el silencio es total, la miro una y otra vez sorprendido al ver que mi deseo se ha cumplido. Me dirijo al baño, me miro en el espejo, compruebo mis suposiciones y sorprendido acepto que ahora ya soy un cincuentón en todos los sentidos.  Paso la noche en el hospital prácticamente sin dormir, pensando en la historia de la eterna juventud y mi petición a la vida.

A la mañana siguiente le dan el alta a mi madre, sus signos vitales por los que la ingresaron están como los de una persona de 60 años. El azúcar estabilizado, la tensión que la tenía alta ha bajado sin ninguna explicación. Mi madre sonríe, está feliz y yo no sé cómo explicarle que se va con veinte años menos.

Reflexiono pensando que  la vida nos da y nos quita lo que un día hicimos con cariño. La  muestra de amor que mi madre me entregó, hoy, cuando ella necesita sanar, la vida le devuelve  la eterna juventud. Es una de las historias vascas más antigua y bonita que conozco y es en torno a la fuente Ahuzki, tantas veces visitada en mi adolescencia sin saber la importancia que tiene en mi vida.

Hoy deseo la eterna juventud para mi madre!!!


domingo, 11 de noviembre de 2018

Mi padre



    Llego buscando a mi padre, me dijeron que el único lugar donde lo podía encontrar es aquí. Acabo de llegar después de muchas horas de viaje,  una docena en avión, otras tantas en un bus y un par de horas en un barco local después de pasar la noche en casa de un periodista amigo mío. A Janitzio sólo se puede llegar en barco, es una isla en medio del lago Pátzcuaro, aquí vienen familias enteras de poblaciones cercanas y personas de todo el mundo. A este pequeño pueblo de México vienen en el día de los muertos. Su celebración es el día 2 de noviembre y el ritual empieza la noche anterior cuando suenan las campanas. En ese momento los indígenas, rezan sus oraciones en purépecha, su lengua, que igual que la festividad del día de los muertos, han sabido conservar con el paso de los años.

    Es un pueblo mágico, sus calles adoquinadas me llevan a la cima de la isla donde preside un monumento de cuarenta metros dedicado a la muerte. Hay poca luz, el silencio reina a pesar de la multitud de personas que estamos de paso por el monumento camino al cementerio. Los niños van de la mano de sus padres, los ancianos se apoyan en los más jóvenes. Se ha formado una procesión espontanea debido al camino estrecho iluminado por los velones que la mayoría llevamos.

    La entrada al cementerio es tan silenciosa como la peregrinación de unos veinticinco minutos. Hay grandes panteones, tumbas con lápidas en el suelo y simples cruces de madera. La noche se presenta muy fría, llevo una manta para el suelo,  un abrigo, un gorro y unos guantes. La vela la he clavado en la tierra junto a la delimitación visible del ataúd, exactamente como hacen el resto de los invitados a la noche de los muertos. 


   He leído que todas las almas del mundo pueden llegar a este lugar si las invocas con los cantos indígenas, documentados desde hace cientos de años. Llevo algo más de treinta días memorizando el cantico que tiene que atraer el alma de mi padre. Estoy nervioso, faltan unos quince minutos para las doce de la noche, las personas están acabando de situarse. Nos miramos unos a otros sabiendo que todos buscamos lo mismo.  La luna nos acompaña en su cuarto más menudo, las estrellas  son visibles en el cielo completamente despejado. Las caras de unos y otros iluminadas por los velones son tenebrosas, incluso las de los niños da miedo mirarlas. Cuando falten cinco minutos para la medianoche cerraran el acceso al campo santo para que la tranquilidad y la energía sea la necesaria y conectar con las almas que divagan al no haber llegado paraíso en su fallecimiento. Los motivos pueden ser diversos: no haberse  despedido de familiares, tener un aprendizaje sin finalizar, etc.

    Mi padre me visitó en una calurosa noche de 2016, falleció repentinamente y no se pudo despedir de cuatro de sus cinco hijos. Me indico que viniese cuanto antes a esta isla de México. Me despertó  en medio de la noche, se sentó en mi cama calmándome y me explico que llevaba casi tres años intentado comunicarse conmigo, pero que las malas energías de occidente no permitían más. Me nombró la isla una y otra vez hasta que conseguí memorizarla para ir en su búsqueda. Al despertarme por la mañana busque todo lo que pude en internet,  la semana siguiente localice periódicos locales para investigar el deseo de mi padre. Contacte con un periodista especializado que vive a ochenta kilómetros de la isla. Ayer dormí en su casa, me comentó que el cansancio es bueno para que las almas conecten. Estuvimos repasando el protocolo a seguir, la posición del cuerpo de cara a la luna, etc.

     Faltan cinco minutos para media noche,  no hay movimiento de personas, todos estamos preparados para conectar con nuestros muertos, yo con mi padre. Estoy nervioso, me sudan las manos, mi corazón se acelera y tarareo en mi interior los canticos indígenas aprendidos. Repito pausadamente lo aprendido y recitado durante las últimas treinta noches.  Me dormía con la sensación de que mi padre me visitaría, no fue así.

    Las campanas suenan, cierro los ojos, mis manos con la palma abierta encima de mis rodillas sentado en posición india. Para invocar a las almas hay que esperar a que las campanas paren de sonar, noto como una corriente de aire frio me estremece. Mi cuerpo se entrega al momento y noto como el alma de mi padre entra en mi interior. Sin saber cómo, entablamos un dialogo:

-          Te estaba esperando hijo mío.
-          Papa, aquí estoy tal y como me pediste.
-      Es el único lugar del mundo donde podemos mantener diálogos con los mortales, y sabia que tú vendrías. Dile a tu madre que la quiero mucho, que no se culpe, que hizo todo lo que estuvo en su mano. A tu hermana, la que me vio morir, dile que no piense tanto en mí, que se preocupe más de vivir, la muerte le llegará tarde, pero ha de vivir sus momentos. Tus otros tres hermanos pídeles que cuiden a su familia y que no se olviden de su madre. A ti, que has cruzado medio mundo para venir a despedirme, te pido que sigas por el camino de la entrega y el amor. Es lo que me permite viajar al paraíso en paz, tu entrega por los demás es reconocida entre todas las almas hoy presentes. Por eso todo lo  que pidas para los demás se te concederá, siendo la única condición que seas siempre el último. Lo importante, recuerda, es evitar tu protagonismo.

    Me desperté del dialogo de almas a las siete de la mañana, posiblemente por el frio. Recordaba todos los mensajes que debía de comunicar a mi familia. Decidí regresar cuanto antes, pasando a ver a mi amigo el periodista y explicarle lo sucedido.

    Mi camino es el amor y la entrega a los demás.

lunes, 15 de octubre de 2018

El paraguas.


    Hoy diluvia, salgo de casa con mi paraguas, ese que me acompaña en los días lluviosos, un paraguas con una historia húmeda de unos ocho o nueve años. No me gusta perder mis objetos personales, pero si se trata de algo necesario cuando llueve, mucho menos.

    Voy a desayunar a una cafetería de confianza, suelo ir todas las semanas, al menos un día. Al llegar, el paragüero está bastante lleno, dejo mi paraguas en buena compañía, hay paraguas plegables que se deslizan hasta la parte baja, de diferentes colores y variados mangos. En total habrá una docena de sombrillas, todas y cada una de ellas con una historia que se une a una persona o incluso a una familia.


    Pago mi cuenta, voy a recuperar mi paraguas, mi sorpresa es absoluta cuando observo que en el paragüero sólo hay un superviviente y no es el mío. Ante mi sorpresa, le comento a la amable camarera que mi sombrilla ha desaparecido, en su lugar hay un paraguas parecido al mío, mismo color, pero con un mango diferente. No llueve en este momento, aun así le comento a la chica que ese no es mi parasol, sin mucha implicación por su parte decidido que no me llevo el símil solitario en espera a ver si alguien se da cuenta del error y vuelve a cambiar uno de mis objetos personales más preciados. Le insisto que al acabar mis tareas de la mañana pasaré a ver si he tenido suerte. No quiero renunciar a mi sombrilla, es parte de mi historia.

    Pasan un par de horas, sigue sin llover, regreso a mi cita ansioso por recuperar mi sombrilla compañera de viajes y momentos bajo la lluvia. Sigue sólo el paraguas azul con el mango diferente en el paragüero del local. La amable camarera me insiste en que me lleve la sombrilla abandonada. Pienso en la historia de este nuevo compañero, algo más nuevo que mi viejo paraguas.

    Empieza a llover, abro mi radiante parasol para librarme de la lluvia intensa que amenaza nuevamente mi regreso a casa. Ante mi resistencia al cambio me sorprendo de la rigidez de mi nueva sombrilla, sus varillas son más resistentes que las de mi clásico paraguas, su lona prácticamente nueva me resguarda completamente de la lluvia. Mi anterior objeto personal cuando llovía intensamente dejaba caer sobre mí, diferentes gotas de agua. Me siento más protegido, ante el fuerte viento también su solidez cuida de que no me moje.

    No buscaba el cambio, cómo en la vida, hay momentos que todo está bien y suceden cosas que no queremos ver o cambiar, nos resistimos cómo yo me he resistido hoy a cambiar mi paraguas. Lo que podía haber sido un enfado, si mi actitud no hubiese sido calmada, al final veo que tiene cambios positivos. Hoy empiezo una nueva historia con mi sombrilla. Hoy tengo que olvidar mi pasado y ver la suerte que tengo de poder empezar de cero.

    Nos aferramos a cosas por el hecho de que son nuestras, de que forman parte de nuestra monotonía, y nos resistimos a ver más allá de la rutina. Ante cualquier imprevisto, vamos a mantener la calma y ver qué es lo que nos sorprende de tal momento. Intento vivir atento, vivo aceptando los sucesos que día a día me sorprenden. Unos son buenos y otros de entrada no lo parecen tanto, pero todos tienen un aprendizaje. Si algo que llega a mí no me interesa, tomo mis decisiones para provocar el cambio o rechazarlo, siempre me quedará ser feliz con lo que hago y adaptarme sin perder la calma. He venido a vivir, e igual que no me llevaré mis objetos personales, tampoco quiero llevarme nada que alborote mi paz.

viernes, 15 de junio de 2018

¿Me sonríes?





Hoy me he dado cuenta, si,  han pasado 48 años para darme cuenta que hay algo mágico en la sonrisa. Cuando alguien nos sonríe nos entrega su alma. Todos sabemos normas de educación, lenguaje no verbal que puede incluir: gestos, tono de voz, mirada, tacto, etc....

En cualquier conversación o discurso ante nuestros semejantes una sonrisa puede darnos credibilidad, calmar a nuestro interlocutor, estremecerlos o enamorarlos entre otras diversas sensaciones donde podemos incluso provocar vergüenza o timidez...

Si algo tan fácil y gratuito como una sonrisa puede provocar tantas sensaciones, a que esperamos a aprender a sonreír.

Con una sonrisa nuestra amabilidad aumenta, las palabras resuenan desde nuestra alma.... con un sonrisa podemos contagiar felicidad a alguien que ha tenido un mal día o que sus pensamientos lo convierten en esa expresión sería y preocupada.

Hoy he sonreído en el metro, he hablado de calor con una persona que caminaba bastante ajetreada y nuestra conversación de sonrisas y lenguaje no verbal nos han regalado un momento feliz. La vida es más sonreír y menos pensar, más sonrisas que nos hagan vibrar sin motivo aparente, sin esperar nada del otro que no sea contagiar esa magia interna que todos tenemos y que tanto gusta a los que nos conocen.

¿Cuantas veces en una foto nos dicen:que guapo estás? ¿Y cuantas veces nos dicen: estás bien?
Primero aceptemos que al sonreír en persona o en foto el que el otro está viendo es nuestra felicidad, vamos a olvidarnos si no me gusto cuando sonrío, o si se me ven las encías mucho al sonreír ese es mi caso). Me gusta sonreír y he descubierto que me gusta rodearme de personas que sonríen, personas alegres, personas positivas y personas que son amables. Sonrisa, optimismo y felicidad van unidas de la mano y potenciar la sonrisa nos llevara a ser más optimistas y más felices. No digo que las personas serias no sean felices, pero a muchos nos gusta que nos sonrían y nos contagien esa felicidad del alma.

Ir vestido de sonrisa nos da un mejor color de vida!!! Tenemos todos los colores del universo y cada uno hacemos nuestro el que mejor nos acompaña. Siempre habrá a quien no le guste tu sonrisa o tu color en algún momento, pero al fin y al cabo te ha de gustar a ti.

¿Cuantas veces vamos serios o tímidos por la vida y al sonreír nos alaban nuestra guapura? O nos dicen: Pensaba que eras más serio ... La seriedad no es mala, al contrario, hemos de ser responsables y consecuentes, pero si somos responsables risueños podremos ver que siempre somos bienvenidos. A todos nos gusta que agradamos y si sonreímos es un síntoma de estar a gusto, los ojos nos brillan y transformamos nuestra energía en un bien para todos.

Somos como somos, todos diferentes, ni mejores ni peores, ni más guapos ni más feos, por tanto, sonríe a la vida, la vida es maravillosa cuando te cruzas con alguien que te sonríe. No temas a sonreír, tu felicidad está en tu mano, y si vas por la calle sonriendo y piensan que estas LOCO, es porque no han probado el placer de ser feliz detrás de una sonrisa.
Recuerdo una anécdota de cuando tenía 18 años que me gustaría explicar.

Me examino de teórica prácticamente sin estudiar, y claro, suspendo. Voy para casa pensando, bueno a ver si estudio y así el próximo día apruebo el examen. Llego a casa y mi madre impaciente me pregunta:
    • ¿Cómo te ha ido? ¿has aprobado?
    • No, no, que va, he suspendido (sonrisa inevitable en mi).
    • Va, dime la verdad, como vas a suspender.... no te creo.
    • Que si Mama, he suspendido (nueva sonrisa más grande aún).
    • Oye, déjate de juegos y dime la verdad, yo no estoy para chirigotas, ehhh (tono amenazador pensado que le tomaba el pelo).
    • Que no, no he aprobado (nueva y mayor sonrisa).
    • Oye a ver si voy a tener que llamar a la Autoescuela para que me digan que has aprobado (sonrisa cómplice de mi madre).
    • Llama si quieres, te estoy diciendo la verdad, (la abrazo y la beso) he suspendido (mirándole a los ojos intentando estar serio, y vuelvo a sonreír un poco más).
    • Bueno déjame ya, ya llamo a la autoescuela (sonrisa contagiosa)

Al final acabamos los dos muertos de risa, mi madre llamando a la Autoescuela ratificándole que había suspendido y yo recordando que desde muy joven mi opción ya era sonreír.

Quizás mi sonrisa a parte de gustar más o menos ha ayudado para que mi filosofía sea “a mal tiempo buena cara” y si puede ser con una sonrisa mejor.

Sonríe por favor!!! y si no lo haces, no pasa nada, quizás no te vean tan guap@.

PD: He visto a personas durmiendo en la calle (tema de delicado debate) con sonrisas de felicidad y personas en grandes mansiones y altos cargos que perdieron la sonrisa.